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Guillermo Pérez Villalta

Actualizado: 14 sept 2020

PRESENTACIÓN DE GUILLERMO PÉREZ VILLALTA. MERCADO DE ARTE 2019.

COLEGIO DE ARQUITECTOS DE CÁDIZ. 18 – 12- 2019 A CARGO DE LA ESCRITORA Y POETA JOSELA MATURANA.



Presentar a Guillermo Pérez Villalta creo que implica un ejercicio pasado y presente .Ser ánforas que contuvieron aceite y vino y que ahora tienen ojos que miran al asfalto.

Toda la geometría deshace sus líneas y se las entrega al pintor para que construya un universo posible e imposible. Si la creación es búsqueda, indagación y descubrimiento, el hallazgo y el proceso que lo ejecuta y distingue como propio, único y prodigiosamente ungido por la belleza, se ha materializado en una obra de fuerza, fecundidad y deslumbradora aportación que perdurará en el tiempo y en el espacio creado y por crear.

La multiplicidad de sus dones confluyen en su universo, y se vinculan en una rica asociación de elementos, individualizados y rotundos, palpitantes en su definida plasmación, pero al fin compartidos y compartiendo, en una comunidad asombrosa que muestra una escena de la existencia extraída del sueño y de la realidad.

Guillermo Pérez Villalta narra lo vivido y lo no vivido como una aspiración legítima que ostenta en la potestad de una estética y de una verdad sustentada en el sentido de lo creado; un lenguaje que trasciende desde su acto creador, visión, pasión y sentimiento que construye hacia el espectador, que puede ser envuelto, derramado, enclavado en la consistencia de lo reconocido y en el ensimismamiento de lo nunca visto, porque forma parte del milagro del arte, hacer que sea lo que no era, hacer que esté lo que no estaba.

Hay en su pintura un relato anterior a nosotros mismos dónde sin embargo podemos reconocernos. La placidez remota y la celebración del vivir, la herencia plástica y hondamente corpórea del legado del sur, expresa su alegría y su defensa de lo bello en seres y objetos, vivos en su quietud, en su quehacer, en su épica o en su melancolía. La pintura de Pérez Villalta es la pintura siempre de un lugar, fuera o dentro, en el espacio cerrado o en el abierto, donde los seres parecen no mirarnos, a veces tampoco se miran entre sí, pero una figuración marcada por lo que son, o fueron, o quieren ser y determinada por lo que hacen, está firmemente presente, y nos obliga a buscar, a mirar, a seguir la oblicuidad de su designio.

También lo inerte y el mito y la metamorfosis relatan lo que fue y es el bodegón, fruta, libro, flor, círculo, mesa, cono, esfera, lo que el paisaje, arboleda, jardín, mar, navíos y barcos que lo surcan, lo que los tejidos, mosaicos de lenta densidad y de floración insólita prodigan vida a la vida y a la necesidad de vivir fuera del vacío; no son ornamentación, telón de fondo, útiles que nos sirven y acompañan con su silencio, son depósito, avidez, materialidad que nos explica y que nos sujeta y cuya permanencia es contraria a la nada, a la disolución, a la abstracción que puede desdibujarlos, como a nosotros el paso del tiempo y el olvido.

No ciega el color de Pérez Villalta. No chirría ni cruje en el destello de su complejidad. Una luminosa redención esparce y concreta en cada imagen, en cada fragmento, la maravillosa posibilidad de contemplar un mundo nuevo, nacido de cada proximidad, de cada cercanía, una osadía que perpetra, un imán poderoso, un triunfo sobre la oscuridad y la aceptación de las tinieblas.

La patria de Pérez Villalta, su corazón y su pensamiento es una patria interior que asumió y asume el desafío de lo expuesto, que ama la tradición y la sacudida expresiva de las vanguardias, que consigue enfrentarse a la desnudez y al riesgo de la creación. Sus cimientos no invalidan la altitud ni sus futuras creaciones. Es la arquitectura que sujetan sus manos, dedos que tocan las columnas sobrevividas, los capiteles del capricho y el difícil tacto, las techumbres pacificadas por la lluvia, los pórticos y los arcos recorridos y cruzados por las palabras y el deseo. Los edificios que se unen y amamantan, a veces brillantes, a veces desolados. La arquitectura y la vida. Esa residencia que en Pérez Villalta es proyección de lo humano, ámbito de las horas pasadas y futuras, una joya pétrea que nos convoca y asila.

Les dejo con Guillermo Pérez Villalta. No hay nada en su pintura que no pueda contemplarse, es decir, todo en ella es mirada que espera ser mirada.


Josela Maturana.



Enlace a la galería de obras de Guillermo Pérez Villalta:






Enlace de la conferencia pronunciada por Guillermo Pérez Villalta y presentada por Josela Maturana a través de You Tube.



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